La ninfa entonó mi nombre y yo canté
a la diosa de plata, por mis hados
La aprobación de Artemisa yo imploré
en su fiera castidad y en los cantos
La ninfa me ofrendó mi sangre a verter,
dio colinas de lujuria a los llanos,
la voz de la lealtad decía tener,
sus ojos de pasión brillaban falsos
Tan grande su pasión, que no existía
Tan tocada su piel, que no era mía
Y la luna me nombró innominado
Y el muerto se enamoró de la vida
Y el herbívoro la sangre ha probado
La luna de Artemisa ya no brilla